viernes, 17 de febrero de 2012

LA PALABRA "DEMASIADOS"





Autor del Texto y Fotografías: Carlos Rodriguez (Biólogo). http://bichoproducciones.es/bicho/

Es casi inimaginable encontrar algún argumento nuevo que llegue al corazón de

todos los españoles para parar la matanza de nuestros últimos salmones salvajes. En un momento en el que se reivindican los derechos de muchas entidades vivas a ser respetadas y protegidas, estamos abandonando a nuestro salmón atlántico a la suerte de una batalla legislativa que podría perder la propia especie.
La literatura científica recoge datos incuestionables sobre los resultados de todo tipo de gestiones aplicadas sobre el salmón atlántico; las administraciones de los países que disponen de este enorme valor cultural que es el salmón implementan planes de gestión conservacionistas acordes con esos datos; foros internacionales de expertos elaboran guías; y las figuras emblemáticas de la conservación de la fauna mundial aúnan esfuerzos para lograr que nuestros salmones sigan existiendo en nuestros ríos…pero aún se matan demasiados salmones en España y se pretende incrementar la cifra.



La palabra demasiados ha sido muy pensada, escogida entre muchas otras para denotar que no se está pidiendo el fin de la pesca del salmón ni el abandono de una actividad tan arraigada en nuestro Pueblo como la pesca. Se trata de todo lo contrario y por eso los pescadores debemos apoyarla.
El plan es muy sencillo y los argumentos en los que se apoya  irrefutables: como la población actual de salmones es demasiado escasa para sostener una pesca extractiva debemos cambiar la gestión hacia una pesca no extractiva hasta que la población de salmones se recupere. Una vez esto ocurra, pescaremos más salmones, y si la gestión es la correcta, cada vez podremos pescar más. ¿Quién debe asumir esta gestión? Los pescadores, no hay nadie más que pueda salvar al salmón.
Los pescadores sabemos que no somos culpables de la situación actual del salmón, pero tenemos su futuro enteramente en nuestras manos. El salmón es ahora nuestra responsabilidad y como cualquiera de ellas, no tenemos más opción que ceñir nuestra conducta a la realidad de los salmones y renunciar a su extracción hasta que las cifras se recuperen. ¿Cuánto tiempo? Depende de lo que nos esforcemos; conociendo nuestros ríos “en profundidad” (trabajo desde hace 4 años en la grabación subacuática de nuestros salmónidos) se que al máximo esfuerzo le secundaría la máxima recompensa: salmones.


Este año he podido disfrutar de un permiso de filmación subacuática para algunos ríos emblemáticos de nuestra tierra, el río Sella y el río Narcea entre ellos. He centrado mi trabajo en monitorizar el último pozo al que posiblemente son capaces de llegar los salmones en uno de los ríos con más kilómetros salmoneros. El agua estaba muy fría y el río con un cauce exiguo, y aunque el año anterior no pude documentar la  freza en este lugar, en 2011 un par de hembras enormes ocuparon el lecho de grava de la salida del pozo y empezaron a excavar sus nidos. Ningún macho las acompañaba. Durante el primer día temí que ningún macho hubiera podido completar lo que me parecería el  triste periplo de un animal especial, capaz de sobrevivir  a un viaje de miles de kilómetros para terminar su vida justo antes de poder reproducirse.
Al día siguiente, a través de la cámara pude ver como del azul profundo del río surgía un gran macho reproductor con su espectacular librea nupcial. El animal era realmente espectacular. Una vez más me pareció asombroso que fueran los mismos animales que fotografié al comienzo del verano con su librea plateada. En esas fotos de hace unos meses los salmones parecen y aparecen como unos recién llegados se comportan con  la timidez del que vuelve a casa después de mucho tiempo; tanto que algunos reos se atreven a disputarles los mejores lugares del pozo. Ahora los salmones han transformado su aspecto de una forma tan radical que cuesta entender que son los mismos detrás de las extrañas mandíbulas y los vientres grávidos de huevos, y lo que más sorprende es su determinación imparable de seguir ocupando este río.
Con la ciencia en la mano se puede esperar que de estos pocos metros de río y con esos pocos pero excelentes reproductores eclosionarán en 2012 unos cuantos alevines más a sumar a todos los del río. Si todo va bien, en unos años incrementarán el número de los que regresan al río y si los pescadores se lo permiten, frezarán. El ciclo del salmón se retroalimenta en nuestros mejores  ríos por lo que si protegemos los reproductores que aún vienen a frezar, su número se incrementará, con altibajos, pero lo hará. En los últimos 40 años la población de salmón ha descendido, con altibajos, pero ha descendido y el número de salmones actualmente está próximo al punto de no recuperación de la especie.


La legislación en vigor representa un primer paso fundamental para revertir el descenso poblacional, un paso que supone un esfuerzo que se pide a todos para permitir una recuperación de la población de salmones. Hay tan pocos que cada ejemplar muerto  supone una disminución de la tasa de reclutamiento de nuevos salmones, por lo que es seguro y cierto que extraer salmones del río repercute cada año en el número de ellos en años sucesivos.
Estoy seguro que todos nosotros comprendemos el razonamiento, pero es preciso además responsabilizarnos de la gestión del salmón y asumir  el esfuerzo al que ello nos obliga,  tal es la responsabilidad que tenemos. No se debe incrementar la extracción de salmones.